31/03/2024 Misiones, marzo-abril 2024
#7 Amanecer en Cruce Caballero Es incomparable despertar con los cantos del Yeruvá y los Surucuá y no sé si quiera seguir levantándome a la mañana sin escucharlos. La selva está increíblemente viva a la mañana. Es sorprendente la cantidad de actividad que puede haber. Lo digo comparándolo con lo intensa que es igualmente la selva por la tarde. Pero a la mañana es una explosión. El trabajo que te obligan a hacer los bichos, aunque sea solo para aislar uno de sus cantos, es a gotador. Muchos de esos cantos suenan una única vez y desaparecen para siempre. En la primera caminata que emprendimos hoy habremos tardado seis horas, entre parada y parada, para tratar de encontrar a los responsables de tanto barullo. Agradezco a los bichos que, en lugar de ser pequeños y escurridizos, son enormes. Entre ellos el Yacutoro, un ave que me esquivó todas las otras veces que vine a Misiones. No es un bicho que pase desapercibido. Cuando está, basta con seguir sus movimientos pesados entre las copas