28/03/2024 Misiones, marzo-abril del 2024

 #1 Rumbo a Misiones y recibimiento













Pocas cosas me causan más ilusión que estar esperando un viaje a la Selva Misionera. Vuelvo después de cinco meses y tras conocer y enamorarme de la otra gran selva argentina, la Yunga. Excepto por la breve incursión en Santa Fe en busca del Charlatán, no tuve todavía experiencias en el Litoral este año. Y aunque me haya encantado el NOA, hasta ahora no hay lugar en que me sienta mejor ubicado que entre el Paraná y el Uruguay. 

Salimos a las 5:00 y a buen ritmo. Para las 10:00 ya estábamos en Concordia. El sol pegó lindo todo el viaje y no se vio mucho por la ventanilla. Ni bien pisamos Corrientes, pinchamos una goma. El que haya viajado por el NEA sabe que Corrientes siempre tiene alguna sorpresa. A Misiones entramos aproximadamente a las 18:00. A lo largo del camino, no vimos muchas aves.

Entre lo poco que nos cruzamos, había unos cuantos Caracoleros a la altura de Entre Ríos. En algún punto de Ceibas vimos Águila Negra. Entre los pastizales del Norte de Corrientes y el Sur de Misiones no vimos ningún pajarito asomando por encima de la ruta. Supongo que el calor los tuvo amilanados.
Hizo un tiempo excelente para vivir la experiencia Litoral, o lo que es lo mismo: estuvo espantoso. Húmedo, caluroso, con intervalos irregulares de sol y nubes de tormenta. Y todo eso me encanta.

Llovió nomás mientras pasábamos por Virasoro —el pueblo con semáforos en la ruta—. Ahí vimos Yapú, un ave ya no tan común en el NEA. En el NOA, anda hasta en las grandes ciudades como San Salvador de Jujuy. Entre Corrientes y Misiones es un bicho difícil de ver.  

Para las 19:30 era bien de noche. Justo sobre nosotros estuvo despejado, pero a la distancia se veían pilares de nubes relampagueando por dentro. Tenemos pronóstico de lluvia para alguno de los próximos días...

[Apenas vimos Aguiluchos Alas Largas en la ruta. En contraste, para la vuelta —y lo escribo ahora para después sólo dedicarme a Misiones—, vimos alrededor de quince en todo el recorrido. También, dos o tres Águilas Mora. Caracoleros hubo muchísimos más que en la ida, supongo que porque cruzamos Entre Ríos con la caída del sol y, por lo tanto, con los bichos volviendo a sus dormideros. La rapaz que no dejó de verse, tanto en la idea como en la vuelta, fue el Aguilucho Colorado]
21:50 

Estaba ya bien oscuro para cuando finalmente llegamos.
Tuvimos el merecido recibimiento de una Phoneautria. Prácticamente estaba en la puerta de la cabaña. Era chica, para lo que pueden llegar a ser. Estirada, no debía llegar ni a los 15cm. Posiblemente fuera un macho. Las hembras tienen el opistosoma —coloquialmente conocido como “el culo”— notablemente más grande que la cabeza. 

La Phoneutria tiene varios nombres comunes, entre ellos Araña Errante y Araña del Banano. Ambos hacen referencia a su costumbre de aparecer lejos de su hábitat, principalmente por viajar en cajones de bananas. Algunas arañas igual de peligrosas y  enormes tienen por hábito esconderse en racimos de bananas esperando insectos o incluso aves y mamíferos que se acerquen por la fruta. Desconozco si, de forma natural, nuestra Phoneutria nigriventer —la especie en cuestión— hace lo mismo.

Después de sacarle unas cuantas fotos la espantamos con una escoba. Hizo lo suyo: huyó, pero siempre dispuesta al ataque. La Phoneutria a la defensiva da saltitos con las patas delanteras abiertas, mostrándose más grande de lo que es y enseñando sus quelíceros. Puede llegar a cubrir un metro de un solo salto. De lejos, parece una ranita escapando. Se podría decir que nos recibió de brazos abiertos.

En general no me causa ningún problema tener arañas cerca, pero la cariñosa Araña Errante es uno de
los animales más venenosos de Argentina. Es muy común en Misiones y se distingue por la posición de sus ojos, típicos de la familia Ctenidae, y por los quelíceros rojos. Por supuesto, para el que la vio ya alguna vez en la vida, con verla de lejos alcanza. Uno no puede andar preguntándole si se deja ver los quelíceros, porque además no es recomendable acercarse mucho a ella. Como pasa con la Yarará, su mejor defensa es el ataque. 

El suero de la Phoneutria no se fabrica en Argentina pero parece que no falta en los hospitales de Misiones. Nos cruzamos al menos una en cada lugar que paramos —una de ellas, adentro de la cabaña— y nos dijeron que hace años no se registra una muerte por Phoneutria. Sin embargo, su picadura te puede tener internado por semanas.


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